La Vivienda y el miedo

¿Por qué tanto empeño en ocultar el problema de la vivienda? En España, el precio de las viviendas ha subido hasta límites insoportables para muchos bolsillos. Las rentas de los españoles se están hipotecando por el coste de los pisos hasta límites que afectan negativamente a la calidad de vida. Y la escalada inmobiliaria es un factor determinante, no el único, por supuesto, del retraso de la emancipación de los jóvenes, sin parangón en el entorno europeo. Estos problemas no afectan sólo a las personas que lo sufren, tienen también efectos sobre la dinámica social. Tener a la ciudadanía asfixiada para poder pagar un lugar donde vivir, puede parecer positivo desde el punto de vista de quienes sólo piensan en el control social -en tener a las gentes maniatadas, sin tiempo ni recursos para pensar y decidir por sí mismos-. La plenitud personal creativa sólo puede adquirirse desde la autonomía: el retraso en la emancipación mutila a los jóvenes, a los que se somete a una superprotección que no es la mejor escuela para moverse en la vida.

Hay en España un grave problema de la vivienda. Éste es el enunciado principal. Y, sin embargo, no parece ser así en el debate público. Estos días en Barcelona se han producido dos hechos interrelacionados. Una manifestación -con la cuestión de la vivienda de fondo- que acaba con actos de vandalismo protagonizado por un grupo señalado por los medios como de okupas. Y pocos días después el Gobierno, tras confusa consulta con la Generalitat y el Ayuntamiento (y con el absoluto desacuerdo del alcalde de Barcelona, Jordi Hereu), ha decidido aplazar una cumbre de ministros europeos de la Vivienda prevista para la próxima semana. La violencia de unos pocos y la torpeza gubernamental se han colocado por delante de la cuestión de fondo: qué hacer con la vivienda.

Josep Ramoneda, en su artículo en El País

El gobierno ha suspendido la cumbre de la vivienda en Barcelona. Tácita victoria para aquellos okupas que se manifestaron hace unos días.
Pero el gobierno a la vez esconde un problema, evitando el diálogo y el debate público. Es un problema que no quieren tratar por carecer de soluciones (o por las presiones de lobbies para carecer de ellas).
Con un Euribor al 3,71%, una hipotéca mínima (en Madrid) de 140.000 € y un salario medio de unos 18.000 brutos anuales para los recién licenciados, un gobierno se juega mucho hablando sobre vivienda a un mileurista.

Aunque siempre nos quedan los nuevos conceptos inmobiliarios